jueves, 31 de mayo de 2012

Metodologías


CAPÍTULO DE METODOLOGÍAS


 

1. Introducción


Está claro que la metodología es un aspecto fundamental para el aprendizaje de los alumnos, y según como sea la que empleen los profesores/as el aprendizaje que saquen los alumnos pueden presentar un nivel distinto de éxito: óptimo,si ha conseguido que sus alumnos o la mayoría hayan salido de sus clases sabiendo mucho y con ganas de seguir aprendiendo más, bueno, si ha conseguido que sus alumnos se interesen por la asignatura pero en alguna ocasión los alumnos se han descolgado al ser una parte de la metodología repetitiva, medio, si consigue que los alumnos salgan de su clase sabiendo lo suficiente para aprobar habiendo entendido los conocimientos que se explicaban pero no con ganas de seguir aprendiendo, escaso, si les ha servido a los alumnos para aprobar estudiando los contenidos pero sin haberlos comprendido, y por último nulo, que no se ha aprendido nada de nada los contenidos y hace que se le coja cierto grado de animadversión a la asignatura que sea.

A lo largo de nuestros años estudiando, primaria, ESO y bachillerato, la metodología que siguieron con nosotros nuestros profesores/as fueron más o menos iguales, unas mejores que otras, pero por lo general, exceptuando algunos casos, como primero de primaria y varios profesores de cursos posteriores del colegio e instituto, todas consistían en la clásica de repetir y memorizar todos los contenidos para luego “escupirlos” en el examen.

 

 2. Educación primaria


En primero de primaria ya teníamos libros, los típicos cuadernillos Rubio para matemáticas y los cuadernillos para aprender a escribir. En este curso si repetíamos lo que decía el profesor/a pero era distinto, ya que este nos lo decía para que toda la clase, a coro, lo repitiéramos a la vez para así aprenderlo. No es que fuera muy divertido pero tampoco nos aburría. Lo que si era aburrido es cuando nos tocaba lenguaje, hacíamos dictados muchas veces a la semana, ahora lo pensamos y eran dictados muy cortos que no tenían dificultad ninguna, pero en su momento era algo aburridísimo y más si tocaba en las últimas horas de clase. En este curso había un profesor que era diferente a los demás, el de educación plástica y visual, que una vez cada dos semanas nos llevaba a un aula que tenía el colegio que era como un teatro y allí hacíamos teatros improvisados, a veces sobre temas que decía el profesor y otras veces del tema que quisiéramos. Esta metodología nos causaba un tremendo efecto positivo, lo único que pensábamos cuando acababa la clase de teatro era cuanto faltaba para la siguiente. Aparte de las clases de teatro, los viernes nuestra tutora nos “premiaba” con una hora libre en el patio para que hiciéramos lo que quisiéramos: practicar deporte, jugar al “pilla pilla” o al “escondite”, o estar sentados en las mesas hablando.
Al entrar en segundo de primaria comenzamos a tener la metodología de seguir el libro de texto y seguir el orden de los temas que traía este de a rajatabla. El profesor/a llegaba a clase y nos decía “abrir el libro por la página tal”. Durante la clase lo que hacíamos era corregir en la pizarra los ejercicios del día anterior, explicar una nueva lección del libro y hacer algunos ejercicios del libro que se nos mandaban para hacer en clase, a parte de los que mandaban luego para casa. Los hacíamos sin enterarnos apenas de que eran y para lo que valen. Una metodología diferente que teníamos en este curso era la de “El día de la lectura”. Esta consistía en que uno de los días de la semana salían al azar cuatro alumnos o alumnas a leer algo, escogido por ellos o por el profesor, de pie delante de toda la clase.

De tercero de primaria en adelante aparte de la metodología de seguir el libro de texto a rajatabla, como si fuera un ente superior, tuvimos otras que en su momento para nosotros fueron una innovación increíble, inimaginable, no veíamos más allá del libro de texto y de las explicaciones del profesor/a en la pizarra. Estas se dieron en las asignaturas de inglés y música. En inglés volvimos por un tiempo a primero de primaria, en el sentido de que la maestra decía una palabra y la repetíamos a toda la clase junta para aprenderla, era un idioma nuevo para nosotros y nos costaba. Para ir haciéndonos el oído a la lengua inglesa, la profesora nos ponía a hacer “listening”, para ello utilizaba las cintas de radio-cassette que venían en el libro.
En música también utilizábamos la radio pero no para escuchar a gente hablando que no entendíamos, si no para escuchar música de toda clase: clásica, jazz, pop, rock, etc. Aparte de las audiciones, comenzamos a tocar instrumentos como la flauta, el xilófono, la caja china etc. De todos estos instrumentos el que tocábamos más con diferencia era la flauta. En clase nos poníamos todos mirando a la profesora e íbamos practicando parte por parte una canción que ella había puesto en la pizarra. Cuando ya teníamos todas las partes practicadas tocábamos la canción entera. Esta metodología de clase era muy buena aunque era eventual, como la profesora se enfadara con nosotros o con alguno de nosotros se dejaban de tocar los instrumentos o de hacer audiciones y se nos mandaba a copiar una frase que ella dijera el número de veces que se le ocurriera, alguna vez nos llegó a mandar 500 copias de una frase. Esto manchaba un poco su imagen como persona para con nosotros pero no desmerecía la metodología práctica de su clase.

En los siguientes cursos de primaria las metodologías fueron prácticamente iguales que las de segundo y tercero de primaria: hacíamos y corregíamos ejercicios del libro de texto en clase, nos estudiábamos los contenidos de este por si nos tocaba que nos preguntasen, seguíamos haciendo listening en inglés y haciendo audiciones y tocar instrumentos en clase de música. Lo único que cambió en estos años fueron los profesores que nos daban clase, cuyas metodologías eran muy similares a las de los profesores que habíamos tenido hasta ese momento, pero cada uno/a le daba su toque personal. Durante estos cuatro años, concretamente en quinto de primaria, tuvimos otra metodología que captó mucho nuestro interés. En Educación Física, de las dos horas de clase que teníamos a la semana, una de ellas era de deporte libre, es decir, que podíamos practicar el deporte que quisiéramos, este siempre era el fútbol, aunque alguna vez también jugábamos al baloncesto.

3. Paso al instituto (ESO)


Cuando entramos en la ESO, los métodos de enseñanza que utilizaban los profesores/as eran más diversos, aunque seguían siguiendo el patrón del libro de texto.
En primero de ESO, en música, por ejemplo nos tocó un profesor excelente, un hombre que le encantaba la música, nos hizo ver la música de otra forma, no solo como un entretenimiento, si no como un estilo de vida. Al igual que en el segundo y tercer ciclo de primaria, tocábamos la flauta en clase, pero era diferente. La profesora de primaria se lo tomaba como una simple lección más del temario, sin embargo con el profesor era diferente. Nos sorprendía a todos con su increíble habilidad tocando la flauta. Esto nos motivaba a que practicásemos mucho en casa para algún día tocar igual de bien que él. Sus clases eran muy amenas porque siempre nos estábamos riendo, a veces contábamos chistes o se ponía a hacer solos de guitarra española, tocaba el teclado, la flauta travesera, el bajo, etc. Sus exámenes constaban de diez preguntas, pues él nos decía esas diez preguntas para que sacásemos todos un sobresaliente, pues bien, aún así había gente que suspendía. Además en sus exámenes él nos dejaba un apartado para nosotros llamado “espacio libre”, donde podíamos expresarnos de forma libre: debatir sobre fútbol, video-juegos, que nos parecían sus clases, etc. Este espacio libre ayudaba principalmente al que estaba al borde del aprobado para aprobar y al que estaba al borde del diez sacar el diez.

Otra asignatura que atraía mucho a los alumnos era Tecnología. En ellas aprendíamos de forma práctica cosas sobre circuitos eléctricos, sobre los diferentes tipos de energía, la procedencia de estas, etc. En esta clase construimos una especie de torre con palillos de helado, teníamos que hacer un informe como si estuviéramos haciendo un edificio, hacer soldaduras con un soplete y hacer como una especie de cuadrado con papeles que fuera capaz de soportar el peso de una persona. Todas estas prácticas se hacían en el taller de Tecnología y en grupos de cinco personas más o menos. Estas prácticas nos resultaron muy interesantes porque hasta que entramos en la ESO, lo único práctico que habíamos hecho eran las manualidades que se hacían en las clases de Educación Plástica y Visual para el día del padre o de la madre y algún que otro elemento decorativo navideño.

En matemáticas el profesor nos decía que no era necesario comprarse libro, esto nos resultó chocante porque para nosotros matemáticas era una asignatura en la que era imprescindible tener libro. A él se le daba una tiza y ya era más que suficiente. Daba sus explicaciones en la pizarra sobre los temas, si alguien no entendía algo él lo explicaba una y otra vez hasta resolver la duda de esa persona, luego repartía hojas con ejercicios para que realizáramos algunos en clase y otros en casa. Al día siguiente corregíamos las actividades en la pizarra y pasábamos a otro tema.
El profesor de Lengua Castellana y Literatura era una persona innovadora. Siempre intentaba hacer algo nuevo en cada clase. Nos explicaba las frases, los verbos,etc. Poniéndonos a nosotros como ejemplo. Muchas veces traía la radio a clase y escuchábamos poemas o cuentos llevados a la radio. Una anécdota curiosa sobre los métodos que empleaba este profesor es que una vez se trajo la radio a clase y nos puso comparsas y chirigotas del Carnaval de Cádiz para aprender sobre la asignatura. Le dio muy buen resultado, y todos nos reímos mucho y nos lo pasamos muy bien la verdad.
Las clases de Ciencias Sociales y Ciencias de la Naturaleza eran muy teóricas. En ellas había que estudiarse un montón de cosas como: una cantidad enorme de palabras de vocabulario y los mapas físicos y políticos del mundo en Ciencias Sociales, y los tipos de rocas en Ciencias Naturales. En todas estas asignaturas todos los trabajos eran individuales.

En cursos posteriores de la ESO las metodologías fueron aún más diversas que en primero. Como ya nos empezaban a considerar como adolescentes y no como niños, los profesores comenzaron a salirse del marco metodológico del libro. Uno de estos profesores era el de la asignatura de Geografía. Su método de clase consistía en utilizar el proyector y explicarnos el temario mediante diapositivas, vídeos y presentaciones powerpoint. Lo considerábamos un buen método y preferíamos eso antes que estar leyendo durante una hora un libro de texto, y menos de geografía, nos llamó mucho la atención porque ningún profesor lo utilizaba tanto como él. Lo malo de este método, por llamarlo de alguna manera, es que el profesor se excedió con el y sus clases comenzaron a hacerse repetitivas, monótonas e incluso aburridas. A esto añadir que las clases las dábamos en la sala de proyecciones, donde se apagaban las luces para poder ver la presentación en el proyector, y esto unido a que en ocasiones teníamos sus clases a primera o a última hora hacía que nos aburriéramos e incluso que nos quedásemos dormidos, en sentido literal. En definitiva, por muy bueno que sea un método de clase, si se usa de forma repetida durante todo el año hace que nos aburramos igual que si estuviéramos dando la materia con un libro de texto.

En segundo tuvimos un profesor de Ciencias de la Naturaleza cuya metodología era la de hacer resúmenes que más o menos ocupaban dos folios y según si se habían entregado y lo bien que estaban hechos recibían una letra, de la A a la E como calificación. Decía un nombre al azar para que leyera su resumen en voz alta. Si nos faltaba algún resumen por entregar nos daba la oportunidad de entregárselo para poder recuperarlo. Lo malo de esto es que como se tuvieran muchos resúmenes pendientes era algo casi imposible de recuperar.

Otro profesor que no se ceñía solo al libro de texto fue el que daba la asignatura de Biología. Sus clases eran muy entretenidas en comparación con la de otros profesores. En sus clases veíamos películas, utilizábamos distintos materiales para realizar diversos experimentos y veíamos documentales .Al estar acostumbrados a dar clases en torno al libro de texto pensábamos que con ese profesor no estábamos aprendiendo, que no nos aportaba nada y que era una absoluta pérdida de tiempo. Sin embargo al estar estudiando la carrera de Magisterio de Educación Primaria nos estamos dando cuenta de que estaba totalmente equivocados. Ahora nos estamos dando cuenta que viendo documentales, haciendo experimentos y realizando cualquier otro método práctico aprendemos mucho más que leyendo y memorizando los contenidos de un libro de texto para después soltarlos en el examen y olvidarlos nada más salir, además de que resulta mucho más satisfactorio a nivel personal el aprender por uno mismo, investigando sobre los temas y creando un pensamiento propio para aplicarlo a los exámenes de las asignaturas.

En cuarto de ESO había una asignatura que se llamaba Proyecto Integral. Al principio parecía que iba a ser para rellenar horas del calendario escolar pero resultó ser todo lo contrario. Las clases de esta asignatura se daban en un jardín que había detrás del edificio del instituto y eran totalmente practicas; consistió en en la creación de una pequeña empresa compuesta por los alumnos y por algunos profesores. Para formarla todos los miembros tuvieron que pagar 10 euros. En el jardín se plantaban plantas y realizaban trabajos manuales como echar abono, hacer surcos en la tierra para las semillas y regar las plantas. Una vez crecidas, estas eran vendidas. Al vender las plantas se obtuvo un pequeño beneficio. Este beneficio fue íntegro para niños y niñas que estaban apadrinados por el instituto. Los 10 euros que cada miembro de la empresa puso para su creación se utilizaron para hacer una buena comilona en el jardín a base de pizzas.

4. Bachillerato


Con la entrada a Bachillerato nos encontramos con nuevos métodos y estilos a la hora de dar una clase pero nos topamos también con profesores que preferían el de siempre, el de hacer girar toda la dinámica de clase alrededor del libro de texto.
La metodología de repetir para aprender ya la habíamos visto durante nuestra estancia en primaria y en la ESO, pero nos topamos con una versión extrema de esta en primero de Bachillerato, concretamante en la asignatura de Economía. La profesora era maniática, no en sentido despectivo, ni mucho menos, a más no poder. En su clase no hacía falta que compráramos el libro porque ella nos dictaba los contenidos y nos los iba repitiendo una y otra vez para que se nos quedaran. También insistía mucho en que hiciéramos muchos problemas que tenían que ver con el tema que estábamos dando y cuando parecía que se había cansado de los problemas nos decía “venga uno más”. En cuanto a los exámenes, eran una locura total. La profesora quería que nos lo aprendiéramos todo a la perfección, y para ella todo quería decir todo. No se permitía que se cambiase nada de lo que ella decía porque corríamos el riesgo de ponerlo mal o de una forma que a ella no le gustara y si eso pasaba era un punto menos de nota de examen. La gracia de esto es que sus exámenes eran una lotería, se le ocurrían al momento y lo mismo nos preguntaba todo el tema que nos hacía solo una pregunta, definir economía, por ejemplo. La verdad es que era muy buena profesora y una persona muy simpática y consiguió que aprendiéramos mucho de economía, pero pensamos más bien que nos aprendíamos los conocimientos que nos decía para no tener que escucharla otra vez.

La profesora de Historia de España de primero de Bachillerato tenía una forma muy pesada de dar las clases. El libro de texto era el elemento principal. Nos decía a uno que leyéramos y nos paraba en el primer punto y seguido para explicarlo. Era capaz de quedarse la hora entera con la primera frase que habíamos leído. Después del primer punto seguía leyendo ella pero casi nadie la escuchaba, era un poco aburrido. Mandaba que hiciéramos resúmenes y ejercicios en casa para entregárselos, se hacía un lío con esto puesto que en algunas ocasiones la gente le entregaba resúmenes que ya le habían entregado antes y se los volvía a puntuar. Con el paso del cuso pasó a darle clase a los alumnos de primera fila, y más concretamente al que tenía en frente. Nos hacía preguntas y la mano que se levantaba más rápido era la de él.

También en este curso tuvimos una nueva asignatura, Ciencias del Mundo Contemporáneo. Al ser nueva y no saber muy bien de que iba el profesor que nos la dio, que era un profesor que pertenecía al Departamento de Ciencias del instituto. Él se la tomó como algo experimental y realizábamos con el multitud de cosas nuevas. No había que comprarse libro ni nada de nada. Sus exámenes consistían en preguntas de tipo test con 4 opciones cada una, dos de ellas eran lógicas, una graciosa y otra graciosa rozando la estupidez, en alguna ocasión nos puso alguna opción trampa, como por ejemplo cambiar el orden de las letras del nombre de un científico extranjero. En su clase hicimos como una especie de teatro-debate cuyo argumento era que una empresa quería construir una carretera en un pueblo que atravesaba a este de punta a punta, había dos grupos, los que estaban a favor de la carretera y los que estaban en contra. Otra práctica interesante fue que hicimos un herbario en clase, buscábamos información sobre plantas y las clasificábamos. Además de todo esto, también jugamos al trivial una vez en clase por grupos, el grupo ganador se llevó un punto.

En segundo de bachillerato nos volvimos a encontrar con el profesor de Geografía cuyas clases consistían en presentaciones power-point en el ordenador. Por un lado resultaban más interesantes que en la ESO porque eran otros contenidos más atractivos pero por otro lado seguía siendo monótono porque todas las clases eran power-point y ninguna era “normal”. En este curso si valoramos más esa forma de aprender que cuando estábamos en la ESO.

Para terminar, mencionar la metodología del profesor de economía. Sus clases consistían en que nos explicaba en la pizarra los contenidos, que a su vez estaban en los apuntes. Hacíamos muchos ejercicios de cálculos económicos relacionados con la empresa. A veces nos liábamos un poco pero era sencillo. Lo malo de esta asignatura es que había que aprobar todos los exámenes para aprobar la asignatura, si te quedaba algún tema había que recuperarlo, y si nos volvía a quedar, aunque solo fuera un tema, mandaba a septiembre al que sea.

5. VALORACIÓN


Tras leer las biografías de mis compañeros he podido observar diferentes metodologías, unas más buenas y otras no tanto. Me he dado cuenta también que las metodologías que han surtido mejor efecto son las que se basaban en la práctica y las que menos las que constaban de solo teoría. En definitiva, preferimos una metodología de clase en la que los alumnos estén activos. Participando, dando sus ideas y expresando sus pensamientos, que alienarlos y hacerles memorizar un libro de texto para soltar los contenidos, sin haberlos asimilado, en el examen para olvidarlos al poco tiempo después de salir del examen.

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