CAPÍTULO DE METODOLOGÍAS
1. Introducción
Está claro que la
metodología es un aspecto fundamental para el aprendizaje de los
alumnos, y según como sea la que empleen los profesores/as el
aprendizaje que saquen los alumnos pueden presentar un nivel distinto
de éxito: óptimo,si ha conseguido que sus alumnos o la mayoría
hayan salido de sus clases sabiendo mucho y con ganas de seguir
aprendiendo más, bueno, si ha conseguido que sus alumnos se
interesen por la asignatura pero en alguna ocasión los alumnos se
han descolgado al ser una parte de la metodología repetitiva, medio,
si consigue que los alumnos salgan de su clase sabiendo lo suficiente
para aprobar habiendo entendido los conocimientos que se explicaban
pero no con ganas de seguir aprendiendo, escaso, si les ha servido a
los alumnos para aprobar estudiando los contenidos pero sin haberlos
comprendido, y por último nulo, que no se ha aprendido nada de nada
los contenidos y hace que se le coja cierto grado de animadversión a
la asignatura que sea.
A lo largo de nuestros
años estudiando, primaria, ESO y bachillerato, la metodología que
siguieron con nosotros nuestros profesores/as fueron más o menos
iguales, unas mejores que otras, pero por lo general, exceptuando
algunos casos, como primero de primaria y varios profesores de cursos
posteriores del colegio e instituto, todas consistían en la clásica
de repetir y memorizar todos los contenidos para luego “escupirlos”
en el examen.
2. Educación primaria
En primero de primaria ya
teníamos libros, los típicos cuadernillos Rubio para matemáticas y
los cuadernillos para aprender a escribir. En este curso si
repetíamos lo que decía el profesor/a pero era distinto, ya que
este nos lo decía para que toda la clase, a coro, lo repitiéramos a
la vez para así aprenderlo. No es que fuera muy divertido pero
tampoco nos aburría. Lo que si era aburrido es cuando nos tocaba
lenguaje, hacíamos dictados muchas veces a la semana, ahora lo
pensamos y eran dictados muy cortos que no tenían dificultad
ninguna, pero en su momento era algo aburridísimo y más si tocaba
en las últimas horas de clase. En este curso había un profesor que
era diferente a los demás, el de educación plástica y visual, que
una vez cada dos semanas nos llevaba a un aula que tenía el colegio
que era como un teatro y allí hacíamos teatros improvisados, a
veces sobre temas que decía el profesor y otras veces del tema que
quisiéramos. Esta metodología nos causaba un tremendo efecto
positivo, lo único que pensábamos cuando acababa la clase de teatro
era cuanto faltaba para la siguiente. Aparte de las clases de teatro,
los viernes nuestra tutora nos “premiaba” con una hora libre en
el patio para que hiciéramos lo que quisiéramos: practicar deporte,
jugar al “pilla pilla” o al “escondite”, o estar sentados en
las mesas hablando.
Al entrar en segundo de
primaria comenzamos a tener la metodología de seguir el libro de
texto y seguir el orden de los temas que traía este de a rajatabla.
El profesor/a llegaba a clase y nos decía “abrir el libro por la
página tal”. Durante la clase lo que hacíamos era corregir en la
pizarra los ejercicios del día anterior, explicar una nueva lección
del libro y hacer algunos ejercicios del libro que se nos mandaban
para hacer en clase, a parte de los que mandaban luego para casa. Los
hacíamos sin enterarnos apenas de que eran y para lo que valen. Una
metodología diferente que teníamos en este curso era la de “El
día de la lectura”. Esta consistía en que uno de los días de la
semana salían al azar cuatro alumnos o alumnas a leer algo, escogido
por ellos o por el profesor, de pie delante de toda la clase.
De tercero de primaria en
adelante aparte de la metodología de seguir el libro de texto a
rajatabla, como si fuera un ente superior, tuvimos otras que en su
momento para nosotros fueron una innovación increíble,
inimaginable, no veíamos más allá del libro de texto y de las
explicaciones del profesor/a en la pizarra. Estas se dieron en las
asignaturas de inglés y música. En inglés volvimos por un tiempo a
primero de primaria, en el sentido de que la maestra decía una
palabra y la repetíamos a toda la clase junta para aprenderla, era
un idioma nuevo para nosotros y nos costaba. Para ir haciéndonos el
oído a la lengua inglesa, la profesora nos ponía a hacer
“listening”, para ello utilizaba las cintas de radio-cassette
que venían en el libro.
En música también
utilizábamos la radio pero no para escuchar a gente hablando que no
entendíamos, si no para escuchar música de toda clase: clásica,
jazz, pop, rock, etc. Aparte de las audiciones, comenzamos a tocar
instrumentos como la flauta, el xilófono, la caja china etc. De
todos estos instrumentos el que tocábamos más con diferencia era la
flauta. En clase nos poníamos todos mirando a la profesora e íbamos
practicando parte por parte una canción que ella había puesto en la
pizarra. Cuando ya teníamos todas las partes practicadas tocábamos
la canción entera. Esta metodología de clase era muy buena aunque
era eventual, como la profesora se enfadara con nosotros o con alguno
de nosotros se dejaban de tocar los instrumentos o de hacer
audiciones y se nos mandaba a copiar una frase que ella dijera el
número de veces que se le ocurriera, alguna vez nos llegó a mandar
500 copias de una frase. Esto manchaba un poco su imagen como persona
para con nosotros pero no desmerecía la metodología práctica de su
clase.
En los siguientes cursos
de primaria las metodologías fueron prácticamente iguales que las
de segundo y tercero de primaria: hacíamos y corregíamos ejercicios
del libro de texto en clase, nos estudiábamos los contenidos de este
por si nos tocaba que nos preguntasen, seguíamos haciendo listening
en inglés y haciendo audiciones y tocar instrumentos en clase de
música. Lo único que cambió en estos años fueron los profesores
que nos daban clase, cuyas metodologías eran muy similares a las de
los profesores que habíamos tenido hasta ese momento, pero cada
uno/a le daba su toque personal. Durante estos cuatro años,
concretamente en quinto de primaria, tuvimos otra metodología que
captó mucho nuestro interés. En Educación Física, de las dos
horas de clase que teníamos a la semana, una de ellas era de deporte
libre, es decir, que podíamos practicar el deporte que quisiéramos,
este siempre era el fútbol, aunque alguna vez también jugábamos al
baloncesto.
3. Paso al instituto (ESO)
Cuando entramos en la
ESO, los métodos de enseñanza que utilizaban los profesores/as eran
más diversos, aunque seguían siguiendo el patrón del libro de
texto.
En primero de ESO, en
música, por ejemplo nos tocó un profesor excelente, un hombre que
le encantaba la música, nos hizo ver la música de otra forma, no
solo como un entretenimiento, si no como un estilo de vida. Al igual
que en el segundo y tercer ciclo de primaria, tocábamos la flauta en
clase, pero era diferente. La profesora de primaria se lo tomaba como
una simple lección más del temario, sin embargo con el profesor era
diferente. Nos sorprendía a todos con su increíble habilidad
tocando la flauta. Esto nos motivaba a que practicásemos mucho en
casa para algún día tocar igual de bien que él. Sus clases eran
muy amenas porque siempre nos estábamos riendo, a veces contábamos
chistes o se ponía a hacer solos de guitarra española, tocaba el
teclado, la flauta travesera, el bajo, etc. Sus exámenes constaban
de diez preguntas, pues él nos decía esas diez preguntas para que
sacásemos todos un sobresaliente, pues bien, aún así había gente
que suspendía. Además en sus exámenes él nos dejaba un apartado
para nosotros llamado “espacio libre”, donde podíamos
expresarnos de forma libre: debatir sobre fútbol, video-juegos, que
nos parecían sus clases, etc. Este espacio libre ayudaba
principalmente al que estaba al borde del aprobado para aprobar y al
que estaba al borde del diez sacar el diez.
Otra asignatura que
atraía mucho a los alumnos era Tecnología. En ellas aprendíamos de
forma práctica cosas sobre circuitos eléctricos, sobre los
diferentes tipos de energía, la procedencia de estas, etc. En esta
clase construimos una especie de torre con palillos de helado,
teníamos que hacer un informe como si estuviéramos haciendo un
edificio, hacer soldaduras con un soplete y hacer como una especie de
cuadrado con papeles que fuera capaz de soportar el peso de una
persona. Todas estas prácticas se hacían en el taller de Tecnología
y en grupos de cinco personas más o menos. Estas prácticas nos
resultaron muy interesantes porque hasta que entramos en la ESO, lo
único práctico que habíamos hecho eran las manualidades que se
hacían en las clases de Educación Plástica y Visual para el día
del padre o de la madre y algún que otro elemento decorativo
navideño.
En matemáticas el
profesor nos decía que no era necesario comprarse libro, esto nos
resultó chocante porque para nosotros matemáticas era una
asignatura en la que era imprescindible tener libro. A él se le daba
una tiza y ya era más que suficiente. Daba sus explicaciones en la
pizarra sobre los temas, si alguien no entendía algo él lo
explicaba una y otra vez hasta resolver la duda de esa persona, luego
repartía hojas con ejercicios para que realizáramos algunos en
clase y otros en casa. Al día siguiente corregíamos las actividades
en la pizarra y pasábamos a otro tema.
El profesor de Lengua
Castellana y Literatura era una persona innovadora. Siempre intentaba
hacer algo nuevo en cada clase. Nos explicaba las frases, los
verbos,etc. Poniéndonos a nosotros como ejemplo. Muchas veces traía
la radio a clase y escuchábamos poemas o cuentos llevados a la
radio. Una anécdota curiosa sobre los métodos que empleaba este
profesor es que una vez se trajo la radio a clase y nos puso
comparsas y chirigotas del Carnaval de Cádiz para aprender sobre la
asignatura. Le dio muy buen resultado, y todos nos reímos mucho y
nos lo pasamos muy bien la verdad.
Las clases de Ciencias
Sociales y Ciencias de la Naturaleza eran muy teóricas. En ellas
había que estudiarse un montón de cosas como: una cantidad enorme
de palabras de vocabulario y los mapas físicos y políticos del
mundo en Ciencias Sociales, y los tipos de rocas en Ciencias
Naturales. En todas estas asignaturas todos los trabajos eran
individuales.
En cursos posteriores de
la ESO las metodologías fueron aún más diversas que en primero.
Como ya nos empezaban a considerar como adolescentes y no como niños,
los profesores comenzaron a salirse del marco metodológico del
libro. Uno de estos profesores era el de la asignatura de Geografía.
Su método de clase consistía en utilizar el proyector y explicarnos
el temario mediante diapositivas, vídeos y presentaciones
powerpoint. Lo considerábamos un buen método y preferíamos eso
antes que estar leyendo durante una hora un libro de texto, y menos
de geografía, nos llamó mucho la atención porque ningún profesor
lo utilizaba tanto como él. Lo malo de este método, por llamarlo de
alguna manera, es que el profesor se excedió con el y sus clases
comenzaron a hacerse repetitivas, monótonas e incluso aburridas. A
esto añadir que las clases las dábamos en la sala de proyecciones,
donde se apagaban las luces para poder ver la presentación en el
proyector, y esto unido a que en ocasiones teníamos sus clases a
primera o a última hora hacía que nos aburriéramos e incluso que
nos quedásemos dormidos, en sentido literal. En definitiva, por muy
bueno que sea un método de clase, si se usa de forma repetida
durante todo el año hace que nos aburramos igual que si estuviéramos
dando la materia con un libro de texto.
En segundo
tuvimos un profesor de Ciencias de la Naturaleza cuya metodología
era la de hacer resúmenes que más o menos ocupaban dos folios y
según si se habían entregado y lo bien que estaban hechos recibían
una letra, de la A a la E como calificación. Decía un nombre al
azar para que leyera su resumen en voz alta. Si nos faltaba algún
resumen por entregar nos daba la oportunidad de entregárselo para
poder recuperarlo. Lo malo de esto es que como se tuvieran muchos
resúmenes pendientes era algo casi imposible de recuperar.
Otro
profesor que no se ceñía solo al libro de texto fue el que daba la
asignatura de Biología. Sus clases eran muy entretenidas en
comparación con la de otros profesores. En sus clases veíamos
películas, utilizábamos distintos materiales para realizar diversos
experimentos y veíamos documentales .Al estar acostumbrados a dar
clases en torno al libro de texto pensábamos que con ese profesor no
estábamos aprendiendo, que no nos aportaba nada y que era una
absoluta pérdida de tiempo. Sin embargo al estar estudiando la
carrera de Magisterio de Educación Primaria nos estamos dando cuenta
de que estaba totalmente equivocados. Ahora nos estamos dando cuenta
que viendo documentales, haciendo experimentos y realizando cualquier
otro método práctico aprendemos mucho más que leyendo y
memorizando los contenidos de un libro de texto para después
soltarlos en el examen y olvidarlos nada más salir, además de que
resulta mucho más satisfactorio a nivel personal el aprender por uno
mismo, investigando sobre los temas y creando un pensamiento propio
para aplicarlo a los exámenes de las asignaturas.
En cuarto de
ESO había una asignatura que se llamaba Proyecto Integral. Al
principio parecía que iba a ser para rellenar horas del calendario
escolar pero resultó ser todo lo contrario. Las clases de esta
asignatura se daban en un jardín que había detrás del edificio del
instituto y eran totalmente practicas; consistió en en la creación
de una pequeña empresa compuesta por los alumnos y por algunos
profesores. Para formarla todos los miembros tuvieron que pagar 10
euros. En el jardín se plantaban plantas y realizaban trabajos
manuales como echar abono, hacer surcos en la tierra para las
semillas y regar las plantas. Una vez crecidas, estas eran vendidas.
Al vender las plantas se obtuvo un pequeño beneficio. Este beneficio
fue íntegro para niños y niñas que estaban apadrinados por el
instituto. Los 10 euros que cada miembro de la empresa puso para su
creación se utilizaron para hacer una buena comilona en el jardín a
base de pizzas.
4. Bachillerato
Con la
entrada a Bachillerato nos encontramos con nuevos métodos y estilos
a la hora de dar una clase pero nos topamos también con profesores
que preferían el de siempre, el de hacer girar toda la dinámica de
clase alrededor del libro de texto.
La
metodología de repetir para aprender ya la habíamos visto durante
nuestra estancia en primaria y en la ESO, pero nos topamos con una
versión extrema de esta en primero de Bachillerato, concretamante en
la asignatura de Economía. La profesora era maniática, no en
sentido despectivo, ni mucho menos, a más no poder. En su clase no
hacía falta que compráramos el libro porque ella nos dictaba los
contenidos y nos los iba repitiendo una y otra vez para que se nos
quedaran. También insistía mucho en que hiciéramos muchos
problemas que tenían que ver con el tema que estábamos dando y
cuando parecía que se había cansado de los problemas nos decía
“venga uno más”. En cuanto a los exámenes, eran una locura
total. La profesora quería que nos lo aprendiéramos todo a la
perfección, y para ella todo quería decir todo. No se permitía que
se cambiase nada de lo que ella decía porque corríamos el riesgo de
ponerlo mal o de una forma que a ella no le gustara y si eso pasaba
era un punto menos de nota de examen. La gracia de esto es que sus
exámenes eran una lotería, se le ocurrían al momento y lo mismo
nos preguntaba todo el tema que nos hacía solo una pregunta, definir
economía, por ejemplo. La verdad es que era muy buena profesora y
una persona muy simpática y consiguió que aprendiéramos mucho de
economía, pero pensamos más bien que nos aprendíamos los
conocimientos que nos decía para no tener que escucharla otra vez.
La profesora
de Historia de España de primero de Bachillerato tenía una forma
muy pesada de dar las clases. El libro de texto era el elemento
principal. Nos decía a uno que leyéramos y nos paraba en el primer
punto y seguido para explicarlo. Era capaz de quedarse la hora entera
con la primera frase que habíamos leído. Después del primer punto
seguía leyendo ella pero casi nadie la escuchaba, era un poco
aburrido. Mandaba que hiciéramos resúmenes y ejercicios en casa
para entregárselos, se hacía un lío con esto puesto que en algunas
ocasiones la gente le entregaba resúmenes que ya le habían
entregado antes y se los volvía a puntuar. Con el paso del cuso pasó
a darle clase a los alumnos de primera fila, y más concretamente al
que tenía en frente. Nos hacía preguntas y la mano que se levantaba
más rápido era la de él.
También en
este curso tuvimos una nueva asignatura, Ciencias del Mundo
Contemporáneo. Al ser nueva y no saber muy bien de que iba el
profesor que nos la dio, que era un profesor que pertenecía al
Departamento de Ciencias del instituto. Él se la tomó como algo
experimental y realizábamos con el multitud de cosas nuevas. No
había que comprarse libro ni nada de nada. Sus exámenes consistían
en preguntas de tipo test con 4 opciones cada una, dos de ellas eran
lógicas, una graciosa y otra graciosa rozando la estupidez, en
alguna ocasión nos puso alguna opción trampa, como por ejemplo
cambiar el orden de las letras del nombre de un científico
extranjero. En su clase hicimos como una especie de teatro-debate
cuyo argumento era que una empresa quería construir una carretera en
un pueblo que atravesaba a este de punta a punta, había dos grupos,
los que estaban a favor de la carretera y los que estaban en contra.
Otra práctica interesante fue que hicimos un herbario en clase,
buscábamos información sobre plantas y las clasificábamos. Además
de todo esto, también jugamos al trivial una vez en clase por
grupos, el grupo ganador se llevó un punto.
En segundo
de bachillerato nos volvimos a encontrar con el profesor de Geografía
cuyas clases consistían en presentaciones power-point en el
ordenador. Por un lado resultaban más interesantes que en la ESO
porque eran otros contenidos más atractivos pero por otro lado
seguía siendo monótono porque todas las clases eran power-point y
ninguna era “normal”. En este curso si valoramos más esa forma
de aprender que cuando estábamos en la ESO.
Para
terminar, mencionar la metodología del profesor de economía. Sus
clases consistían en que nos explicaba en la pizarra los contenidos,
que a su vez estaban en los apuntes. Hacíamos muchos ejercicios de
cálculos económicos relacionados con la empresa. A veces nos
liábamos un poco pero era sencillo. Lo malo de esta asignatura es
que había que aprobar todos los exámenes para aprobar la
asignatura, si te quedaba algún tema había que recuperarlo, y si
nos volvía a quedar, aunque solo fuera un tema, mandaba a septiembre
al que sea.
5. VALORACIÓN
Tras
leer las biografías de mis compañeros he podido observar diferentes
metodologías, unas más buenas y otras no tanto. Me he dado cuenta
también que las metodologías que han surtido mejor efecto son las
que se basaban en la práctica y las que menos las que constaban de
solo teoría. En definitiva, preferimos una metodología de clase en
la que los alumnos estén activos. Participando, dando sus ideas y
expresando sus pensamientos, que alienarlos y hacerles memorizar un
libro de texto para soltar los contenidos, sin haberlos asimilado, en
el examen para olvidarlos al poco tiempo después de salir del
examen.